23.4.13

[R#17] Los del otro lado - Christopher Buehlman


"Los del otro lado" es un libro que resultó ser lo que no esperaba.

Pocas veces me pasa que abro el Mantano (el lector de ebooks de mi tablet) y elijo un libro al azar para leerlo... Siendo que lo leo sin tener la más mínima idea de lo que va, claro, sé que es un libro que ha captado mi interés, de lo contrario no lo hubiera adquirido o pedido prestado, pero leer así sin ninguna referencia, es como adentrarte con los ojos vendados y en lo profundo de la noche a un desconocido y hostil bosque.



Editorial: Plaza & Janés
ISBN: 9788401353659
Disponible también en ebook

Los del otro lado
Christopher Buehlman

      Cuando Frank Nichols se traslada al pequeño pueblo donde vivió un antepasado suyo de infausta memoria, su presencia despierta a un espíritu oscuro y antiguo, con sed de venganza.

En 1935, a finales de la Gran Depresión, el historiador Frank Nichols se traslada a la tranquila localidad de Whitbrow, en Georgia, con su mujer, la bella Dora. La pareja pretende iniciar una nueva vida en este apacible rincón del sur de Estados Unidos. Frank planea escribir un libro sobre un antepasado suyo de infausta memoria, Lucien Savoyard. De brutalidad legendaria, fue propietario en el siglo XIX de una plantación al otro lado del río que linda con el pueblo, el escenario de cruentas atrocidades que Frank apenas intuye... En un primer momento, el pueblo resulta pintoresco y los habitantes acogedores aunque aferrados a la tradición. Sin embargo cuando Frank inicia sus indagaciones descubre que las supersticiones locales ocultan una antigua deuda de sangre.
Los del otro lado es una sorprendente novela de terror, una historia tan sugerente como espeluznante sobre la venganza y los legados familiares, los miedos ancestrales que rigen una comunidad, y sobre la terrible amenaza del otro.




Los del otro lado es un libro que lo venden como de terror. A mi particular umbral de terror, miedo y repugnancia, no le ha parecido de tanto miedo, sin embargo he disfrutado de cada una de sus páginas, ya que he encontrado mezclados varios géneros de mi agrado, una mezcla que no ha sido sino idónea...

No cabe duda que Christopher se ha iniciado en este mundillo literario como poeta, pues su narración tiene una lírica que te envuelve, sobre todo en las escenas románticas y en las directas pero finas referencias a la vida sexual activa de una matrimonio enamorado. Cosa que me ha sorprendido, no por pacatería, sino porque no lo esperaba... No solo leo novelas románticas, pero cuando me aventuro por otro género, si es que hay algo de romance, este es tan burdo o sin pies ni cabeza, que no es más que un obstáculo. Algo que no sucede con Los del Otro Lado. El amor entre Dora y Frank, me ha conquistado.

Además de ser una historia de terror, es también un libro paranormal, sobrenatural, no os diré por dónde van los tiros, pero si sois observadores, veréis o más concretamente, leeréis dos referencias que os dirá que tipo de ser o ente son los "malos" que acechan al otro lado del río.


Con un ritmo, una cadencia y tal habilidad para la descripción, os mantendréis pegados a sus hojas. Unos personajes principales humanos, complejos y unos secundarios que serán la guinda del pastel. Y aunque se vuelva un poco predecible, os toparéis con un par de giros interesantes e inquietantes, lo que no hacen sino aventuraros al final definitivo y profético. 

Una lectura que disfrutareis, en donde os perderéis recorriendo las calles de Whitbrow como internándoos en el secretismo que envuelve a las tierras al otro lado del río.

Además de que yo fiel lectora del romance sobrenatural y acostumbrada a que las temibles bestias de las más arcaicas leyendas, terminen siendo unos seres de la más proba moral, del más fiero sentido de hermandad y del amor más incondicional, me he reencontrado con esa parte de las bestias e historias de miedo que son fieles a sí mismas... en donde ni la más atractiva belleza, ni la más implacable moral, permite que te olvides que son eso: el coco, el hombre del saco al que has de temer cuando cae la noche.


Y así con tan buenos momentos pasados leyendo este libro me encuentro en la terrible encrucijada de escoger la siguiente lectura... indecisión y un poco de apatía, pues tengo muy frescos los "recuerdos".

Cierro mis ojos y veo las calles desoladas, las puertas abiertas y ventanas rotas de la plazuela de Whitbrow... pasa un momento y percibo los olores nocturnos de la naturaleza, el sonido de los bichos, el ulular de la lechuza, los murmullos del río, y la adrenalina de correr como alma que lleva el diablo escapando de mi perseguidor. Un giro y puedo ver a Dora, desnuda, bañada por la luz de la luna y a Frank que echado en la cama la mira con amor, ternura, deseo y diversión.


Coincido totalmente con Charlaine Harris al decir que "Los del otro lado" es:

«Una de las mejores primeras novelas que he leído jamás.»


Si tuviera que describirlo en tres palabras optaría por: sugerente, intrigante y seductor.

Un miedo que te seduce, que te incita a seguir leyendo para enterarte el porqué de las cosas, pese a que sabes puedes terminar devorado con las vísceras al aire, servido en bandeja para los carroñeros.


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Así empieza


Salió a verme a la jaula porque le pertenecía.
Yo era como un nuevo caballo de carreras que aún le resultaba lo suficientemente interesante como para ir a contemplarlo de noche, cuando los demás dormían. Se sentó con las piernas cruzadas en el suelo mojado, sin reparar en la lluvia, que no era lo bastante fuerte para apagarle el puro, pero sí para dejar mi maltrecha espalda empapada; para hacerme creer que mis huesos estaban hechos de frío peltre.
Había perdido el conocimiento en varias ocasiones. Tal vez llevaba una hora allí cuando me di cuenta de su presencia.
—Vas a morir aquí —me advirtió.
No lo dijo para asustarme.
Tan solo se limitó a constatar un hecho.
—Sí —dije.
Por primera vez se me ocurrió que quizá me comerían. Entonces alejé ese pensamiento de mi cabeza; si hubieran tenido intenciones de devorarme, no habrían dejado que mi carne se descompusiera de este modo. No me habrían dado tan poca comida. No era lo bastante bueno para servirles de alimento.
—Estoy en muy mal estado para que podáis comerme —murmuré bajo la lluvia, demasiado cansado para elegir entre pensar y hablar. Ni tú ni yo lo habríamos oído, pero ellos tenían muy buen oído.
—Quizá nos baste con tu corazón —dijo él, sin un atisbo de ironía o doble sentido. No era como hablar con una persona. Tan solo era una sombra sobre otras sombras.
—De acuerdo —dije.
Que me devoraran el corazón me parecía una opción buena y definitiva. Quería yacer con los muertos. Quería dejar de sentir, perder la vista y la memoria. Pero eso no es lo que sucedió.
Conservé la memoria.
Sobre todo las partes que no deseaba.

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